sábado, 20 de abril de 2013

Funeral en Madripoor


Madripoor, isla de crimen, muerte y desamor. Los labios mal pintados y medias de rejilla. La cara que nunca quisiste ver al despertar. Una noche permanente, neón y letras chinas. Las chicas... chicas de neón, mujeres araña, mujeres serpiente. Toda mujer de Madripoor nace femme fatale y muere de igual forma. Sicarios y perdedores, casinos, lluvia ácida, gente ácida, magnates, búhos, Hidra, la Mano, Ideas Mecánicas Avanzadas. Curvas, veneno y jeques árabes. Martinis mezclados, agitados y escupidos. Licor barato. Piscinas, jacuzzis, pisos francos. Los rascacielos se mezclan con las nubes negras y la moral baila en el subsuelo con topoides y morlocks, más allá de las tumbas, más allá de las alcantarillas, en el fondo del mundo, con el verdadero palpitar de las cosas. 

¿Es que hay que ponerse un maldito parche en el ojo para que te atiendan como es debido? Crujen los cristales rotos en las calles y esquivas alimañas y reptiles. En los bares todo esta inquieto. El aire espeso y contaminado. El silencio. Un silencio que precede a todas las demás cosas. Un silencio para fantasear antes del ruido de huesos rotos y ambulancias. Hombres salvajes dejan su paga y su sangre en las barras de los bares. Y en los clubes de striptease, algunas chicas meten pensamientos en tu cabeza. Distorsionan tu realidad y es... cómodo. Si tienes todo el dinero del mundo, ven a morir a Madripoor. Debería ser el lema de la ciudad. Ellas fuman cigarrillos y sus uñas largas y rojas de porcelana se te clavan al hacer el amor. A veces se rompen y se te quedan en la piel. Los hombres en los bares comparan sus heridas. La más profunda gana. 

La lluvia y la niebla lo cubren todo. Los barcos cargados de droga y esclavos se muestran entre la noche y el mar. Un carguero parece traer en la proa al mismo Nosferatu. Los neones parpadean, a ellos se les arrugan los sombreros, se les empapan los hombros y se les apagan los puros. Ellas, como siempre, se adaptan. Y en una esquina en particular está ella: los ojos más censurados de toda la ciudad. Espadas que rebanan dedos y ojos en frascos. Despiertas con un bloque de hormigón a tus pies. Disfrutas del mar mientras en tus pulmones se abrazan la nicotina y el agua sucia. Las algas acarician tu caída. Sobre ti, pasa un barco. El mismo Nosferatu te sonríe. Las profundidades son más acogedoras que las tascas y los hoteles de lujo...

Y arriba todo vibra. Grandes luces, mujeres perfectas, sicarios y monstruos. Un hombre con la piel gris en un esmoquin blanco. Una mujer trepa por las paredes con sus tacones. Otra vigila el puerto entre la niebla. Los ojos más censurados de toda la ciudad. Nadie duerme nunca en Madripoor. Nadie gana nunca en Madripoor. La casa se lo lleva todo. Pero las vistas son tan buenas... Las luces de neón recortan las siluetas de la gente. Mientras, los peces de colores bailan en tu estómago. Otros perdedores han acabado antes en el fondo del puerto. Decrépitos y con los trajes amarillentos descansan en el mar. El último hilo de sangre brota de tu boca... Nadie sale nunca del todo de Madripoor.