viernes, 21 de diciembre de 2012

El año del fin del mundo

Obviamente, como el mundo se acaba supuestamente mañana, había que hablar de él.

Ah, amigo, fue bonito mientras duró. El mundo nos ha dado muchas cosas buenas: los árboles, por ejemplo. No es por ponerme ecologista pero los árboles son la hostia de bonitos, ¿no? Y de ellos salen montones de libros buenísimos. Bueno, también salen libros de Lucía Etxebarría, pero no todo puede ser perfecto en este mundo. El mundo también nos ha dado el mar, la nieve, la música, la pizza, y sobretodo, seres humanos. Los seres humanos hacen montones de cosas extraordinarias. Y no, que no salga nadie con que también hacen la guerra y están destruyendo al planeta con sus negros corazones. Los seres humanos han traído la filosofía, el arte, la literatura, mejores y más locas formas de hacer pizza, y además pueden hacer a su vez más seres humanos. Siempre hay un equilibrio entre lo bueno y lo malo. Si hubiese más cosas malas que buenas se hubiese ido todo a la mierda hace mucho tiempo.

Y si se acaba, ¿qué pasaría? Absolutamente nada. Existen miles de mundos más. Yo he creado un par de docenas de ellos, no quiero ni imaginar los cientos de mundos que crearon Bradbury o Moebius, personas que, por cierto se han ido este año. ¿No es eso ya una catástrofe natural suficientemente grande? 
El mundo lleva girando un par de miles de años. ¿Qué crees que ocurrirá mañana? Girará, como sigue girando, a una velocidad vertiginosa. Creen que el ser humano será un trozo de metal frío con las entrañas llenas de cables y remordimientos de crímenes pasados. Asquerosos embustes. El ser humano ascenderá, evolucionará, creará más cosas increíbles de las que ya ha hecho. Nuevas melodías, nuevos libros, nuevas recetas de pizza. Y cuando el mundo se les quede pequeño, irán al espacio, se extenderán como una supernova, y se harán inmortales (si no lo son ya, por supuesto). Lejos de la mentira y el interés de ningún dirigente. Una especie libre, que encuentra su hogar en los rincones más inhóspitos. Quizás este mundo no sea más que el sueño de un crío. Quizás los siete jinetes vengan esta noche. Quizás no pase nada. 

Al fin y al cabo no importa. Existen miles de mundos, si sabes buscarlos.